jueves, 5 de mayo de 2016

[Fanfic de Naruto] Los sentimientos que florecen al final de la batalla - Capítulo Uno

Hola a todos~ Después de la última entrada donde hice una reseña personal sobre una de las recientes novelas de Star Wars, decidí que en la próxima entrada tocaría publicar algún que otro relato o fanfic escrito por mí, pues bien, he decidido empezar a subir un fanfic de tres capítulos del manga y anime Naruto que escribí hace un tiempo, más bien cuando finalizó su respectivo manga y decidí escribir mi propio final alternativo.

Antes que nada, debo decir que la finalidad de este fanfic es más bien NaruSaku, por lo tanto lo único que me gustaría pedir es que aunque no seas muy seguidor de dicha pareja, se debe tener en cuenta que esto no es más que un fanfic cualquiera al igual que los miles que hay circulando por todo internet, al fin y al cabo escribir un fanfic sobre algo que te gusta es eso, dejar volar tu imaginación y narrar historias y sucesos protagonizados por tus personajes favoritos.

Así que sin entretenerme mucho más, os dejo con el primer capítulo, avisando también de que sus dos siguientes capítulos serán publicados en las próximas entradas.

Los sentimientos que florecen al final de la batalla
Capítulo 1

Le despertaron los primeros rayos de Sol de la mañana que se asomaban por su ventana, pese a lo temprano que era, su cuerpo estaba siendo recorrido por una agradable sensación que le transmitía el simple hecho de poder quedarse allí tumbado en la cama, sin necesidad de hacer nada más, simplemente se limitaba a mirar el techo de su habitación, pero esta vez, sin tener las mismas preocupaciones que había tenido meses atrás durante años.

Decidió finalmente salir de la cama y empezar un nuevo día, abrió la ventana dejando entrar los rayos de Sol por completo, estiró los brazos y le dedicó una sonrisa a la mañana tan radiante que se alzaba hoy en el cielo de Konoha.

  • ¡Buenos días'ttebayo!

Después de prepararse su habitual ramen instantáneo, se vistió y salió de casa pese a no tener nada que hacer hoy, pero hacía un día demasiado bonito como para no aprovecharlo.

Con tan sólo caminar por las calles de la aldea, podía apreciarse a simple vista que los tiempos habían cambiado, en el rostro de los aldeanos se veían reflejados sus sueños, sus ilusiones, sus esperanzas... años atrás, costaba ver en ellos sonrisas tan sinceras, pero la Cuarta Guerra Mundial Shinobi había finalizado, y ahora se respiraban tiempos de paz, de cambios y de nuevas generaciones.

Muchos de los aldeanos le saludaban a su paso por las calles de Konoha, algunos shinobis le mostraban su respeto también, pues las cosas habían cambiado también mucho para él, y aún teniendo presente lo duro que había sido crecer solo, sin el cariño de una familia y siendo rechazado por la gran mayoría de los habitantes de su propia aldea; se había vuelto fuerte, nunca renunció a su sueño, y fue todo ello lo que le llevó a salvar la aldea en más de una ocasión, ganándose el respeto de todos, la admiración, y el título de héroe.

Continuaba con su paseo matutino, acompañado de sus recuerdos que le hacían recordar todo lo vivido hasta el día de hoy, pero ahora, podía mirar atrás y sonreírle a esos recuerdos, todo estaba bien, todo había terminado bien, y sin dejar que esa sonrisa desapareciera de su rostro, alzó la mirada contemplando aquellos monumentos de piedra a los cuales tanto respeto les había ido cogiendo, haciendo un especial hincapié en el rostro más reciente de los seis, el que había sido nombrado Sexto Hokage al finalizar la guerra, su sensei Kakashi Hatake.

Había decidido ver las estatuas más de cerca, y poder apreciar toda la aldea desde allí, había sido un lugar el cual años atrás le había ayudado siempre a despejar su mente, a no pensar en nada y a olvidarse de todo temporalmente, así que se dirigió hasta allí y subió las escaleras.

Pero cuando estaba a punto de llegar al final de las escaleras, pudo ver allí arriba una figura conocida apoyada en la barandilla, parecía que no se había inmutado todavía por su llegada, aquel melancólico rostro daba a entender que su mente no se encontraba allí en estos momentos, sus verdosos ojos estaban perdidos en el horizonte, a la vez que la suave brisa matutina mecía su cabello rosado.

  • ¿Sakura-chan?...

Al escuchar su nombre, la kunoichi pareció reaccionar, miró a su compañero sin abandonar todavía su melancólico rostro y le respondió.

  • ¿Naruto?... ¿Qué estás haciendo aquí?... - alzó disimuladamente su mano izquierda llevándola hasta uno de sus ojos, lo cual le dio a entender al joven genin que posiblemente quiso ocultar alguna que otra lágrima que estuviera a punto de caerle.

Subió los últimos escalones para acercarse a su compañera, la verdad es que llevaba unos días que no parecía ser la misma de siempre, nunca tuvo la ocasión perfecta para preguntarle, y ahora, parecía que finalmente había llegado ese momento.

  • Sakura-chan... etto... ¿estás bien'ttebayo? - unos segundos de silencio se interpusieron entre ambos antes de que la kunoichi respondiera.
  • Sí... estoy bien, no te preocupes Naruto. - a pesar de tenerla ante sus ojos, aquellas palabras sonaron como un susurro lejano, y tampoco es que transmitieran mucha confianza. - Perdona... debo irme.

Pasó por su lado para marcharse, aquella débil respuesta le había dejado como sin fuerzas para volver a preguntarle, ni si quiera reaccionó a tiempo para detenerla, tan sólo se limitó a ver como pasaba junto a él casi rozando su hombro, portando consigo aquel melancólico rostro que la kunoichi no lograba disimular.

Le costó unos instantes reaccionar, y para cuando lo hizo, su compañera ya se había marchado. Entonces ocupó su lugar, se apoyó en la misma barandilla donde ella había estado y se dejó llevar por sus pensamientos, sabiendo en el fondo el verdadero motivo por el cual su amiga había estado tan distante estos días.

Suspiró, levantó la mirada y contempló nuevamente el día tan radiante que se alzaba hoy sobre Konoha, entonces se detuvo a pensar por unos instantes en aquellos temores que había querido tener apartados desde aquel día, el día en que se marchó. A pesar de haber luchado junto a él en la recta final de la guerra, sabía que iba a ser muy difícil que todo volviera a ser como antes, era consciente de que después de todo, no volvería junto a ellos a la aldea como si nada hubiera pasado, y suerte que al menos Kakashi pudo hacer que sus cargos fueran retirados al haber ayudado a deshacer el Tsukuyomi infinito, pero aún así, era su mejor amigo, y le conocía demasiado bien como para saber que su decisión no sería quedarse.

No le costó mucho darse cuenta de la situación, en el fondo ya la conocía, pero quiso no pensar en ello; sabía de antemano, que los sentimientos de Sakura-chan no estarían muy conformes con su partida, que tal vez el haber luchado junto a él después de tanto tiempo, había podido sacar nuevamente a flote los sentimientos que había tenido desde que era niña, sentimientos que fueron apartados temporalmente por el dolor causado por su primera partida.

Abandonó aquel lugar por hoy, bajaba las escaleras de vuelta a la aldea sin dejar de pensar en todo aquello, en la promesa que le hizo a su amiga años atrás, promesa que en cierto modo había logrado cumplir, pues sus sentimientos hacia ella nunca cambiaron, pese a saber que tenía un duro rival en el amor, le prometió a su amada que le traería de vuelta, costara lo que costara, y así fue.

Caminaba nuevamente por las calles de Konoha, recordando esta vez los buenos momentos que había pasado junto a su compañera durante todos estos años, algunos momentos agradables y otros no tanto, pero a pesar de todo, sus sentimientos hacia ella todavía permanecían ahí.

Se acercaba la hora de comer, y comenzaba a notar su estómago algo vacío, así que se dirigió al Ichiraku Ramen, pidió su habitual ramen y comió con calma, no tenía prisa para nada y mientras comía seguía totalmente sumido en sus pensamientos y recuerdos.

Pagó la cuenta y continuó con su paseo en solitario, la tarde caía ya sobre Konoha, y tanta vida como esta mañana no había ya en sus calles. Aún así, buscaba un lugar más tranquilo, un lugar donde volver a perderse en sus pensamientos y recuerdos, y mientras caminaba, sin darse cuenta llegó hasta un pequeño parque.

No había ningún niño allí en ese momento, así que pensó que sería el lugar idóneo que estaba buscando, tomó asiento en uno de los columpios, y automáticamente perdió la noción del tiempo.

Volvió a perderse en sus pensamientos, sin ser muy consciente de lo que ocurría a su alrededor, pero entonces, al escuchar unos tímidos pasos que se acercaban hacia él, pudo volver en sí medianamente, levantó levemente la mirada, y se encontró con su tímida amiga.

  • Etto... Naruto-kun...

Le costó reaccionar, en esos momentos no es que tuviera la cabeza donde debería tenerla precisamente, y cuando creyó que ya era consciente de lo que ocurría a su alrededor, respondió.

  • ¿Hinata-chan?... - se quedó durante unos instantes mirando a su amiga Hyuga, con la mano siempre en el pecho y un leve sonrojo en sus mejillas como de costumbre, dio unos pasos más para acercarse a su amigo.
  • Naruto-kun... ¿qué estás haciendo aquí solo?... - un pequeño sentimiento de preocupación se vio reflejado en su rostro, el joven genin no tardó mucho en percatarse de ello, e intentando dibujar una leve sonrisa en su rostro, le contestó.
  • Etto.. - llevó su mano derecha hacia atrás para rascar su nuca mientras respondía con una forzada sonrisa. - tan sólo estaba dando un paseo y me detuve a descansar un poco'ttebayo.

Pero aquellas palabras sonaron demasiado forzadas, no fueron suficientes como para convencer a la Hyuga, lo cual hizo que su preocupado rostro adoptara una postura más seria, dio un par de pasos más y se quedó frente al Uzumaki.

  • Naruto-kun, tus palabras no suenan nada sinceras.

Un pequeño e incómodo momento de silencio interrumpió la conversación, era de esperar que no iba a ser fácil ocultar su estado de ánimo, y que por mucho que disimulara, alguien se daría cuenta. Después de las palabras de su amiga, no sabía por donde continuar la conversación.

  • Naruto-kun... se trata de Sakura-chan... ¿verdad?

La pregunta de su amiga le dejó totalmente desconcertado, aunque pensándolo mejor, no debería de haber nadie en toda la aldea que no conociera los sentimientos que desde bien pequeño, Naruto había tenido por su compañera de equipo.

  • No es necesario que ocultes tus sentimientos, sabes... que puedes contarme lo que quieras, ¿verdad? - a pesar del serio rostro que había adoptado, un ligero aire de preocupación seguía viéndose en él. - no estás solo... Naruto-kun.

Por alguna extraña razón, un pequeño sentimiento de lástima y culpabilidad estaba recorriendo el cuerpo del Uzumaki, lo cual le estaba dificultando buscar las palabras apropiadas para responderle a su amiga Hyuga.

  • B-bueno... yo... - continuaba buscando las palabras idóneas para la ocasión. - estoy preocupado por Sakura-chan...

Al ver tan entristecido el rostro de su amigo, la Hyuga no pudo evitar acercarse un poco más, alzó su mano derecha y la colocó en la mejilla izquierda del Uzumaki.

  • Naruto-kun, ¿no crees que Sakura-chan merece saber todo esto? - aquellos ojos blancos le miraban, parecían estar transmitiéndole el valor y la sinceridad que necesitaba. - tal vez... Sakura-chan debería escuchar esas palabras, y saber lo preocupado que estás por ella.

No supo que responder, pocas veces había visto a Hinata hablar de esa manera, sin miedos y con tanta sinceridad, y todavía estaba haciendo un esfuerzo por encontrar las palabras apropiadas para dirigirse a ella.

  • Creo... que tienes razón'ttebayo... - desvió la mirada al decir estas palabras, entonces ella retiró su mano de su mejilla, teniendo suficiente con una pequeña sonrisa para responderle.
  • Espero haberte animado, Naruto-kun.

Esta vez la pequeña sonrisa vino por parte del Uzumaki, se levantó de inmediato de aquel columpio, y ya parecía estar algo más animado.

  • ¡Gracias Hinata-chan! -colocó sus manos sobre los hombros de su amiga- ¡Me has dado las fuerzas y la confianza que necesitaba para ello'ttebayo! - tras dedicarle una nueva sonrisa esta vez algo más radiante, un leve sonrojo se dibujó en las mejillas de la Hyuga, cuando para entonces, el héroe de Konoha ya se marchaba corriendo.
  • Naruto-kun... - pero cuando estaba a punto de abandonar el parque, la voz de su amiga llamándole por su nombre, le detuvo. - Tomes la decisión que tomes... yo siempre estaré ahí. - se llevó la mano a su largo cabello el cual estaba siendo mecido ahora mismo por la brisa que aquel atardecer estaba trayendo consigo. - Siempre y cuando pueda verte feliz, yo seré feliz, Naruto-kun.


No hay comentarios:

Publicar un comentario