lunes, 20 de junio de 2016

[Fanfic de Star Wars] A escondidas del Imperio - Capítulo Uno

Buenas a todos! Llevaba ya varios días sin publicar nada en el blog así que ya iba tocando subir algo, y nada mejor que empezar con un nuevo fanfic el cual también constará de tres capítulos.

Lamento si se repite de nuevo la temática, pero llevo ya una larga temporada en la que me ha dado muy fuerte con Star Wars, y la idea de escribir sobre este maravilloso universo me atrae demasiado, y en esta ocasión, este nuevo fanfic estará centrado cinco años después de los acontecimientos ocurridos en "El Retorno del Jedi", siendo nuevamente una historia con personajes originales ideados por mí, así que sin más demora, os dejo con el primer capítulo~

Star Wars: A escondidas del Imperio - Capítulo Uno: Fugitivos

Ni siquiera era ya muy consciente del tiempo que llevaríamos allí, ¿dos semanas? ¿tres? ¿un mes tal vez? Como bien decían algunos de mis compañeros, lo mejor sería no pensar demasiado en ello, y más teniendo en cuenta lo agotador que ya era de por sí el planeta en el que nos encontrábamos.

Era la misma escena de cada día, me encontraba allí en aquel pequeño poblado formado prácticamente por tiendas de lona y tenderetes, rodeado por especies de todo tipo, cada uno de ellos ocupándose de sus propios asuntos después de haber llegado hasta allí desde diferentes rincones de la galaxia, mientras que yo, intentaba llamar la atención lo menos posible, evitaba el contacto o conversación con cualquiera de ellos mientras me ocupaba de mis tareas también, las mismas de cada día desde que habíamos terminado en aquel planeta tan desolador, pues me encontraba limpiando algunas de las piezas que había recogido en el día de hoy, comprobaba también si funcionaban o si al menos se encontraban en buen estado, ya que si quería intercambiarlas por otras piezas o mejor todavía, por algo de alimento, tenía que asegurarme bien de ello primero.

Entonces tan distraído me encontraba limpiando la arena que contenía un transmisor, que no me percaté de la llegada de uno de mis compañeros el cual acababa de dejar una pesada mochila sobre la mesa donde me encontraba trabajando.

- Nada... hoy no hubo mucha suerte... - por sus palabras y por su tono de voz, parecía que hoy no había vuelto de muy buen humor, y en parte le entendía, había podido comprobarlo por mí mismo, salir ahí fuera y regresar con algunas pocas piezas en buen estado era una tarea más difícil de lo que parecía. - Con un poco de suerte podré cambiarle un par de piezas a algún tonto de por aquí...

Con cierto aire malhumorado, empezó a desatarse el andrajoso turbante que cubría parte de su rostro y de su cabeza y lo dejó sobre la mesa. Se llamaba Clucktus, de raza humana al igual que yo, rondaría los cuarenta años, era alto y de constitución normal, ni muy delgado y ni tampoco aparentaba ser excesivamente robusto.

- ¿Y tú qué? ¿Has encontrado algo hoy? - cuando las palabras de aquel hombre iban dirigidas hacía mí, parecía como si de puñales se tratasen, me miró con la misma indiferencia de siempre, y la verdad, desde un principio que ya me dio a entender que nunca le gustó demasiado la idea de que su banda terminara recogiéndome.
- Bueno... en un viejo X-Wing he encontrado unos transmisores que parecen estar en buen estado, tal vez me den algo por ellos...
- Pues apresúrate, debemos volver a nuestra nave cuanto antes. - y volviendo a coger su mochila, dio media vuelta para buscar a alguien con quien intercambiar las piezas que había encontrado hoy, por lo tanto me vi obligado a apresurarme y hacer lo mismo también.

Pero mucha suerte no iba a tener hoy, nadie quiso intercambiarme los transmisores a pesar de que había hecho todo lo posible para intentar aparentar que se encontraban en el mejor estado posible, así que no tuve otro remedio que acudir a Unkar Plutt, un desagradable crolute el cual tenía su negocio allí montado en el Puesto de Avanzada de Niima, se encargaba de inspeccionar y recolectar las piezas que los chatarreros le ofrecían a cambio de algo de alimento, y no es que fuera muy generoso con ello precisamente, pues no esperaba más de media porción de comida a cambio de los dos transmisores, pero aquello era lo que había, protestar no serviría de nada con Unkar Plutt, o lo tomaba, o lo dejaba.

Entonces guardé la media porción en una pequeña bolsa de terciopelo que colgaba de mi cinturón y me marché de allí para reunirme con mi compañero el cual me esperaba fuera de aquella agrupación de tiendas de lona y puestos de venta de chatarra.

No iba a ser precisamente un paseo agradable hasta nuestra nave, nos habíamos asentado a unos cinco kilómetros del Puesto de Avanzada de Niima, en un pequeño oasis que tuvimos la suerte de encontrar al aterrizar en este planeta, y a pesar de que yo me había criado en otro planeta árido y desértico como este en el que nos encontrábamos, caminar sobre la arena bajo aquel sofocante Sol tras mi compañero el cual ni me dirigía la palabra, llegaba a ser algo bastante agotador.

- Vamos... no te quedes atrás, se supone que deberías estar acostumbrado a un clima como este. - las palabras de Clucktus sonaron tan frías como de costumbre, fue lo único que me dijo durante todo el camino, y a pesar de que me moría de ganas por tomar un pequeño descanso y beber un poco de agua, ni siquiera llegué a planteármelo seriamente con tal de no llegar a resultar una molestia para él.

Y dentro de lo que cabía, podría decirse que Clucktus llevaba razón con aquellas palabras, pues mi planeta de natal era Tatooine, me críe en Mos Eisley para ser más exactos, y a pesar de que era también un planeta cálido como Jakku, ni mucho menos alcanzaba sus altas temperaturas ni tampoco llegaba a ser ni tan árido ni tan desértico.

Pero poco más había que contar sobre mí, a pesar de lo dura que había sido siempre mi vida, estaba convencido de que muchos jóvenes de mi edad habían pasado por lo mismo, tenía dieciséis años y me quedé huérfano a los diez, mis padres no eran más que unos pobres granjeros los cuales no podían pagar los altos impuestos del Imperio Galáctico y acabaron pagándolo con sus propias vidas, entonces aquella banda de cazarrecompensas me encontró, y a pesar de que en un principio algunos miembros no estuvieron muy a favor de recoger a alguien tan joven, terminaron entrando en razón al ver que podían utilizarme como “chico de los recados”

Y así habían sido prácticamente mis últimos seis años, con el tiempo me fui ganando poco a poco la confianza de la banda, incluso ya me dejaban llevar un pequeño bláster aunque más bien me dio por pensar que lo hicieron para que pudiera defenderme yo solo y no resultar una carga, pero todo estaba bien, aquello era lo que había, no me veía en el derecho de protestar mucho después de que en su día se tomaron la molestia de haberme recogido.

El Sol empezaba a ocultarse ya entre las dunas cuando llegamos a nuestra nave, y la verdad es que siempre que la veía, me pregunta cómo era posible que todavía continuara funcionando, pues en un principio se trataba de un viejo y grande transporte de tropas de asalto que la Antigua República utilizaba en las Guerras Clon, y si digo “en un principio” es porque a lo largo del tiempo, había ido sufriendo diferentes modificaciones para poder adaptarla a largos viajes espaciales y por supuesto que también contara con la capacidad de poder saltar a la velocidad de la luz.

Al llegar allí, algunos de los miembros de la banda se encontraban montando guardia, había un par de humanos, un trandoshano y nuestro droide de serie IG, todos iban bien equipados y armados con blásters de diferentes tipos, permaneciendo bien atentos por los peligros que aquel panorama desértico pudiera ofrecernos.

- Hogar dulce hogar... - las palabras Clucktus sonaron tan ásperas como de costumbre, nada más llegar, colocó su mochila sobre una mesa que habían montado allí fuera y sacó de ella un par de pequeños frascos que por lo que pude apreciar, contenían algún tipo de sustancia algo oscura que no supe identificar.
- No me lo digas... ¿Has cambiado las piezas de hoy por néctar knockback? - fue uno de los humanos de los que estaban montando guardia quien le preguntó, una pregunta que vino cargada con cierto aire de decepción, pero antes de obtener su respuesta, Clucktus abrió uno de los frascos para darle un trago lo suficientemente largo como para calmar su sed por completo.
- ¿Y qué importancia tiene? ¿Acaso has sido tú el que se ha pasado todo el día bajo el Sol rebuscando en la chatarra? - se secó la barbilla con la manga de su fina chaqueta sin importarle lo más mínimo la tierra que llevaba en ella, entonces fue cuando comprendí lo que ocurría, Clucktus había cambiado las piezas que hoy había recogido por dos frascos de néctar knockback, que por lo que tenía entendido, se trataba de una especie de bebida alcohólica que podría obtenerse al raspar los líquenes que creían en aquel planeta, y por lo que había escuchado, era la única bebida de ese tipo que podía obtenerse por allí. - Estoy más que harto de este basurero... - y cogiendo ambos frascos, se marchó de allí posiblemente no muy lejos pero sí lo suficiente para quedarse a solas sin que nadie pudiera molestarle mientras disfrutaba de su apreciada recompensa obtenida en el día de hoy.

No cabía la menor duda de quien era la “oveja negra” del grupo, me quedé mirando como se marchaba mientras que aquel hombre que había intentado plantarle cara se me acercó.

- ¿Todo bien, muchacho? - se trataba del mandaloriano del grupo, frisaría la cuarentena de edad, alto, robusto, con su cabeza medianamente rapada y con una cicatriz no muy grande en su mejilla izquierda.
- Bueno... la verdad es que no hubo mucha suerte hoy, pero si me pongo ahora mismo a ello antes de que termine de ponerse el Sol tal vez encuentre alguna pieza útil en alguna nave estrellada de por aquí cerca.
- Olvídalo... podrías perderte y las noches pueden llegar a ser algo frías por aquí, anda pasa adentro... el jefe quiere verte. - que el jefe de la banda quisiera verme no sabía muy bien lo que podría significar, pero tampoco quise hacerle esperar demasiado así que me adentré en la nave con intención de comprobarlo.

Tal y como me imaginaba, se encontraba allí en la pequeña base de operaciones tan improvisada de la que nuestra nave disponía, sentado sobre una pequeña silla giratoria mientras observaba un panel de datos en el que aparecían diferentes planetas.

- Vaya... así que ya habéis vuelto. - a pesar de llevar ya unos seis años con él, para mí seguía siendo el mismo hombre enigmático del día en que le conocí, pues continuaba sin saber mucho sobre él, nunca nos había comentado gran cosa sobre su pasado ni tampoco conocíamos su planeta de origen, tan solo sabíamos con exactitud que había sido el responsable de formar esta banda de cazarrecompensas.

Se hacía llamar Snull, y tampoco estaba muy seguro de que fuera su verdadero nombre, pasaría claramente de los cuarenta años, al igual que el resto de compañeros también contaba con una constitución aparentemente fuerte, y por algunos rasgos de su rostro, podría afirmarse prácticamente que había llevado una vida dura de lucha constante.

- ¿Quería verme? - me acerqué tímidamente al no querer tampoco irrumpir mucho en lo que estuviera haciendo, así que aproveché para dejar mi mochila sobre un banco del interior de la nave y me desenrollé también el viejo trozo de tela que había utilizado como bufanda para protegerme de la arena.
- Siéntate. - con un leve gesto de su mano, me señaló un pequeño taburete que había frente a la mesa de mandos donde se encontraba, y asintiendo en silencio, me senté sobre él. - Veo que hoy no se ha dado muy bien, ¿verdad?
- Ciertamente no... además, ese apestoso crolute no es que sea muy generoso precisamente...
- Ya veo. - se le escapó un pequeño suspiro antes de continuar. - Sinceramente, tengo tantas ganas como tú de abandonar este planeta, estoy seguro de que los demás piensan igual, pero hasta que no nos aseguremos de que ya ha pasado el peligro, no podemos hacer mucho más, y en un planeta tan apartado como este estamos seguros, al menos por el momento.
- Pero no creo que a pesar de todo lo sucedido... el Imperio, o lo que queda de él, vaya a centrarse en perseguir a una banda de cazarrecompensas como nosotros, ellos todavía se encuentran en constante lucha con la Nueva República...

Un breve momento de silencio se apoderó del interior de la nave, lo cual me hizo dudar de si había dicho algo fuera de lugar.

- Todo eso ya lo sé... hace ya cinco años de la caída del Emperador, junto también a su mano derecha, Darth Vader. - hizo una breve pausa que aprovechó para lanzar un nuevo y breve suspiro el cual parecía arrastrar más de lo que aparentaba. - Pero a pesar de la muerte del Emperador, el Imperio continuó adelante, fueron muchos años bajo su mandato y numerosos planetas y sistemas se unieron a su causa como para no pensar que otra persona pudiera hacerse cargo en caso de que algo así llegara a suceder, un gobernador importante de algún planeta bajo el control del Imperio o tal vez algún almirante de confianza, sea quien sea, está claro que los tiempos del Imperio Galáctico, todavía no han terminado.

Después de aquella explicación, otro momento de silencio se interpuso entre nosotros, esta vez dando la sensación de que ambos lo necesitábamos.

- No creo que esta breve clase de historia sea el motivo por el que me ha llamado, ¿verdad?
- En efecto. - al menos con la pequeña sonrisa que se había dibujado en su rostro, pude permitirme el relajarme un poco. - Como ya te he comentado, aquí en Jakku pasamos desapercibidos trabajando como chatarreros, no es un planeta en el que el Imperio haya tenido nunca interés, pero tampoco podemos permitirnos el quedarnos aquí para siempre, debemos estar en constante movimiento, y por eso te he llamado, tengo en mente cierto planeta en el que ahora podríamos ocultarnos por un tiempo, tú lo conoces bien, y me gustaría que me dieras tu punto de vista acerca de lo seguro que pudiera resultar que nos escondiéramos allí.

Al terminar su explicación, volvió a encender el panel de datos que había visto nada más entrar en la nave y aparecieron una serie de planetas en él, y al haber recurrido a mí para ello, era de esperar que al menos, fuera a reconocer uno de ellos.

- Tatooine... - hacía tiempo que no sabía nada sobre mi planeta natal, demasiado tal vez, pero tampoco quise dejarme llevar por la nostalgia e inmediatamente las dudas empezaron a invadirme. - ¿Tienes intención de que nos escondamos allí?

La idea empezó a parecerme disparatada en cuestión de segundos, había pasado los diez primeros años de mi vida allí y no fue precisamente agradable del todo, además, en ciudades como Mos Eisley, acostumbraba a reunirse lo peor de la galaxia, desde cazarrecompensas peores que nosotros, asesinos a sueldo o despiadados fugitivos condenados en numerosos sistemas.

- Sé que tal vez puede resultarte algo doloroso pero... es la mejor opción que he encontrado hasta el momento, el Imperio nunca ha tenido control sobre el planeta y menos ahora, Tatooine siempre ha estado bajo la influencia de los Hutt, pero desde la muerte de Jabba... escuché que un tal Talon Karrde aprovechó la situación para hacerse con el poder, un contrabandista según tengo entendido, hombre de negocios... - hizo una breve pausa para aclararse la voz y continuó. - Sería por poco tiempo, un par de meses tal vez... y por ello te he llamado, necesito que me hables un poco más del planeta y saber si conoces algún lugar en Tatooine donde podamos permanecer ocultos por un tiempo.

Me vi en mi propio derecho de tomarme el tiempo necesario para pensar en ello, no era una decisión fácil, y no precisamente por los angustiosos recuerdos que me traía aquel lugar, sino más bien porque sabía de sobra la manera en la que funcionaban las cosas por allí.

- Aquello no va a ser mejor que esto... - dije finalmente con un fino hilo de voz. - E incluso me atrevería a decir que nos encontraríamos con más peligros que aquí...
- Pero sigue siendo un planeta lejos de los dominios del Imperio, los Hutt no están interesados en nosotros, y ese tal Karrde tampoco, y quien sabe, tal vez incluso hasta nos pueda ofrecer algo de ayuda, a cambio de un elevado precio, claro...

De nuevo, vi necesario detenerme a pensar en ello, tenía bien claro que nuestros días en Jakku ya estarían contados, habíamos estado más de un mes haciéndonos pasar por simples chatarreros para pasar desapercibidos, y a decir verdad, aunque desconocía cual sería la situación actual de Tatooine después de tanto tiempo, en cierto modo empecé a sentir cierta curiosidad por ello.

- ¿Tengo al menos esta noche para pensármelo? - a pesar de que se trataba de un tema serio, juraría haber visto una nueva y pequeña sonrisa dibujándose en el rostro de Snull antes de responderme.
- La tienes, pero me gustaría escuchar tu respuesta mañana al amanecer, por el bien de la banda más que nada... no nos conviene quedarnos mucho más tiempo por aquí, confió en ti, Nowel.

Iba a ser una noche larga, de eso no me cabía la menor duda, al menos no me tocaba montar guardia, pero aun así, sabía que iba a pasarme gran parte de la noche despierto pensando en lo que mañana le diría a Snull, de ello dependería nuestro siguiente destino, o tomábamos rumbo a Tatooine temporalmente, o nos tocaría buscar una nueva ruta de escape.

Entonces escuché una voz que me llamaba, era algo que no me había pasado nunca, no conseguí reconocerla, sonaba tan débil, tan lejana... ni siquiera tampoco era capaz de describir si me hacía sentir bien o mal, aquella sensación era algo tan nuevo para mí, que todavía no era capaz de asimilar...

Y de pronto desperté, al igual que si hubiera despertado de una pesadilla, empecé a notar mi frente empapada de sudor al igual que también lo estaba mi cuello, tenía la boca completamente seca, sentía mi pulso algo acelerado, y al menos, aquel plácido panorama nocturno que de pronto me encontré ante mis ojos, consiguió calmarme un poco.

Acostumbraba a dormir en la cabina de nuestra nave, estirado sobre el asiento del copiloto, y por ello, lo primero que vi al abrir los ojos fue la estrellada noche de Jakku tras el cristal, fue entonces cuando recuperé un poco la compostura, cuando fui algo más consciente de lo que acababa de pasar, ¿había sido un sueño? No lo sabía, había llegado a parecerme demasiado real, pero una cosa tenía bien clara, me sentía como si realmente aquella voz hubiera intentando transmitirme un mensaje, algo que en cierto modo hacía que un escalofrío recorriera mi cuerpo al recordarlo, pues por lo que pude entender de aquella visión y de aquellas palabras, alguien, estaba pidiéndome que volviera a Tatooine.

Capítulo Siguiente

viernes, 3 de junio de 2016

[Fanfic de Star Wars] Seguidores del Imperio - Capítulo Tres

Tercer y último capítulo de este pequeño fanfic basado en Star Wars, espero que os haya gustado y no descarto continuar la historia en un futuro ^^

Star Wars: Seguidores del Imperio - Capítulo tres: El nacimiento de un nuevo rebelde

Quise responderle, incluso abrí mi boca para hacerlo pero al final no conseguí decirle nada, y con todo aquello, empezaba a sentir que con la respuesta que acababa de darme, las nuevas preguntas que empezaban a invadirme todavía iba a ser algo peor que haber estado sin saber nada durante todo este tiempo.

- No entiendo nada... ¿Conocías a mis padres? - pero no sería precisamente el zabrak quien me respondiera, aquello estaba alargándose ya demasiado, así que volviendo a dar un paso al frente, fue aquel Comandante Imperial quien respondió a mi pregunta.
- Tus padres y este cazarrecompensas, en su día formaron una pequeña banda de rebeldes con la intención de atentar contra el Imperio, pero ahora, él es el único de los tres que queda con vida, y sus crímenes deben ser castigados.

Sentía que todo me daba vueltas, haber escuchado todo aquello de golpe me resultaba demasiado irreal, pero si lo que acababa de escuchar era cierto, había vivido engañado toda mi vida, siguiendo unos ideales que en cuestión de minutos acababan de hacerse pedazos, aquello cambiaba mucho las cosas, y así de pronto no sabía muy bien como reaccionar.

- Espero que puedas comprenderlo... para tus padres fue necesario hacerse pasar por fieles seguidores del Imperio para pasar desapercibidos, aquel día en la manifestación no murieron en el atentado de un grupo rebelde, murieron en manos del Imperio mientras defendían sus derechos y sus ideales.

No parecía que Brishnak estuviera mintiendo, pero todavía me costaba aceptarlo, aquello equivalía a cambiar radicalmente mi forma de pensar por completo, ya no podía ver al Imperio con los mismos ojos, fueron los causantes de la muerte de mis padres, y durante todo este tiempo yo había creído que habían dado su vida por defenderlo.

Entonces también me dio por acordarme del extraño comportamiento que mi compañero había tenido durante toda la misión, y con sus recientes palabras prácticamente acababa de confirmarme lo que pretendía, algo que no me gustó en absoluto.

- Aceptaste esta misión para mostrarme toda la verdad, ¿no es así? - me quedé mirándole unos instantes esperando una respuesta sincera por su parte.
- Sabía que nuestro cliente también formaba parte del plan del Imperio para atraernos hasta aquí, nunca hubo un contrabando de armas, desde un principio, todo formó parte de un plan para acabar con lo que quedaba de nuestro pequeño grupo rebelde.
- Ya basta de charla. - con ello, nuestro tiempo había terminado, Vader no parecía tener mucha intención de dejarnos hablar por más tiempo. - Ya tendréis tiempo de hablar cuando estéis en vuestras celdas, y os aconsejaría que os entregarais sin oponer resistencia.

Al terminar de hablar, tanto los soldados de asalto como los piratas weequay apuntaron al frente con sus blásters con intención de que nos entregáramos.

- Vader, yo me entregaré pero tal y como te he dicho el muchacho no tiene nada que ver, es más, durante toda su vida ha creído en vosotros y ha vivido siguiendo los ideales del Imperio, déjale marchar.
- No creo que el muchacho tenga mucha intención de seguir con la vida que llevaba hasta ahora, acaba de convertirse en un rebelde en este mismo momento.

Ya no había nada que hacer, aquello parecía haber terminado, el Imperio nos capturaría y no quería ni imaginarme lo que harían con nosotros, siempre había escuchado historias las cuales me negaba a creer, era imposible que nuestro gobierno se comportara así, pero ahora lo veía todo bien claro, sabía que aquellas historias que había escuchado eran ciertas, historias acerca de que se dedicaban a esclavizar a otras razas como a los wookies para llevar a cabo trabajos forzados y pesados, lo cual me hacía pensar que tal vez alguien como yo acabaría de la misma manera, aunque dudaba que mi compañero corriera la misma suerte, más bien tenía pinta de que un rebelde como él, podría acabar ejecutado.

Pero fue entonces cuando la situación dio un giro inesperado, fue en ese preciso momento cuando los soldados iban a apresarnos, que una serie de luces rojas nos cegaron tanto como nos ensordecieron, alguien acababa de adentrarse en el almacén por la misma persiana principal que permanecía abierta todavía, alguien que estaba abriendo fuego tanto contra los soldados de asalto como contra los piratas weequay.

En el silencioso y dentro de lo que cabe tranquilo almacén, ahora no dejaban de resonar los disparos y gritos por todos sus rincones, había tanto movimiento y bullicio que no era capaz de captar casi nada de lo que estaba ocurriendo, pero al menos tras la cortina de polvo que se había levantado, pude distinguir más o menos las diferentes figuras que acababan de irrumpir en el almacén, eran seres de diferentes razas pero la gran mayoría eran humanos, bien equipados y bien armados como si de cazarrecompensas se trataran.
- ¡Cambio de planes, amigo! ¡Lo de venderte en la taberna no estuvo nada bien! - mi atención se centró de pronto en la persona que acababa de gritar, era un humano de ya avanzada edad por lo que indicaba su calvicie y su desenmarañada barba blanca, posiblemente se trataba del cabecilla de aquel asalto, pero de lo que sí que estaba completamente seguro, era de que aquella persona era nuestro cliente, quien intentó engañar a Brishnak en la taberna.

Aquel inesperado asalto hizo que evidentemente los recién llegados empezaran con ventaja, algunos soldados de asalto habían caído ya y numerosos piratas también, lo cual provocó que en un repentino ataque de rabia, viera como en mitad de aquella cortina de polvo apareciera una nueva y brillante luz roja mucho más alargada que la de los disparos de los blásters, entonces comprendí que aquella locura que acababa de desatarse vino por parte de Vader, mientras que para mí aquello fue la primera que veía con mis propios ojos aquella arma tan legendaria la cual ya no solía verse a día de hoy, y bastante fascinado me quedé al ver el grandísimo manejo que tenía sobre ella mientras repelía los disparos de los asaltantes.

Quería hacer algo, lo que fuera, ayudar al ser posible, pero fue entonces cuando sin decirme ninguna palabra, Brishnak me dio un buen empujón apoyando su mano sobre mi pecho, claramente con ello me estaba diciendo que me marchara, que fuera libre y que viviera, algo que veía realmente injusto si de verdad me estaba pidiendo que me marchara yo solo.

- ¡Márchate! ¡Vamos! - al ver que no reaccionaba, acabó gritándome mientras disparaba al frente con su bláster, aun así todavía me costó un poco más reaccionar, no quería hacerlo, no quería ser tan egoísta de marcharme de allí yo solo. - ¡He dicho que te vayas! ¡Si tú eres capturado todo esto no habrá significado nada!

No entendí aquellas palabras a la primera, pero de alguna manera fue lo que medianamente me hizo reaccionar, algo me decía que mi compañero llevaba razón, y que si no era ahora, aquellas palabras iban a tener algún significado en un futuro.

Fue entonces cuando finalmente mis piernas reaccionaron y eché correr, sin mirar atrás, sabía que aquello estaba mal pero de alguna manera también sentía que estaba cumpliendo la última voluntad de mi compañero, tenía que ser fuerte, tenía que vivir, así que pensé que tal vez con un poco de suerte, todavía continuaría abierta la puerta trasera por la que habíamos entrado.

Y así fue, desde allí todavía podía escuchar el ensordecedor sonido de los blásters, pero no podía hacer nada más, tenía que cumplir la última orden que me había dado mi compañero, así que sin perder más el tiempo, salí por la puerta trasera y corrí hasta esconderme detrás de uno de los contenedores que se encontraban fuera.

Desde allí ya no escuchaba prácticamente nada, apoyé mi espalda sobre el contenedor mientras me dejaba caer hasta quedarme sentado en el suelo, momento que aproveché para recuperar un poco el aliento e intentar asimilarlo todo un poco, ¿y ahora qué? ¿qué debería hacer? ¿y cómo irían las cosas allí dentro? Cientos de preguntas empezaron a invadirme, y fue entonces cuando un nuevo sonido ensordecedor se apoderó de mis oídos.

Aquello me obligó a salir de mi escondite, entonces fue cuando sobrevolando el almacén, pude ver como aquel transportador imperial en el que habían venido alzaba el vuelo y se marchaba, suponía que todo había acabado, pero desconocía de que manera, solo sabía que el Imperio no tenía intención de acabar con Brishnak al menos allí mismo, y cabía la gran posibilidad de que ahora mismo se encontrara en aquel transportador que veía como se marchaba.

Y de pronto todo quedó en el más absoluto silencio, como la típica calma después de la tormenta, yo continuaba mirando al cielo en aquella noche estrellada como esperando algo, mientras que no dejaba de darle vueltas a la última orden que mi compañero y jefe me había dado, vivir, tan solo eso, que fuera libre y viviera, me dio a entender que mientras que yo continuara con vida, lo que empezaron él y mis padres permanecería vivo, algo que todavía no llegaba a comprender, pero de alguna manera, fueron palabras que me estaban dando la sensación de estar cobrando algo de sentido al estar justamente viviendo un momento como este, pues fue entonces cuando una fuerza misteriosa empezó a invadirme, o mejor dicho, más que fuerza aquello podría ser llamado... ¿valor? Sí, creo que sería la palabra más apropiada para definirlo, pues esto no podía terminar así, más bien acababa de empezar, y aunque todavía no tenía ni idea de como iba a hacerlo, estaba dispuesto a ir a salvar a mi compañero.

miércoles, 1 de junio de 2016

[Fanfic de Star Wars] Seguidores del Imperio - Capítulo Dos

Hola a todos! Aquí os dejo el segundo capítulo (de tres) del fanfic basado en Star Wars que empecé en la entrada anterior, espero que os guste ^^

Star Wars: Seguidores del Imperio - Capítulo dos: Un trabajo algo sospechoso

Entonces terminé por no comprender ya nada de lo que estaba sucediendo, al menos, a pesar de mi corta edad, llegaba a comprender que aquello no era muy normal, pues según nuestro cliente y fuente de información, aquello no iba a ser más que un simple contrabando de armas, por lo cual, no veía necesario que una figura tan importante y representativa del Imperio hiciera acto de presencia en algo tan insignificante.

No parecía que tuvieran mucha intención de querer perder el tiempo, en cuanto bajó del transportador, el líder de los piratas weequay se le acercó seguido de sus dos escoltas, momento que mi compañero aprovechó para hacerme un gesto con la mano en señal de que nos fuéramos de allí, algo que en un principio no llegaba a entender muy bien pero más o menos pude hacerme una ligera idea de que tal vez pretendía aprovechar aquel momento para colarnos en el almacén.

Mientras que avanzábamos ocultándonos entre los contenedores, eché un último vistazo hacia atrás pudiendo ver como el líder de los piratas y aquella importante figura del Imperio estaban manteniendo una conversación, pero demasiado lejos estábamos ya como para poder escucharles, así que me quedé con las ganas y con la curiosidad de saber de lo que estarían hablando.

Tal y como me había imaginado, parecía que las intenciones de mi compañero eran buscar alguna puerta trasera o algo que nos facilitara la entrada en aquel almacén, supongo que quería aprovechar aquel momento en el que ambos líderes se encontraban fuera para colarnos y hacernos con las armas, así que supongo que no íbamos a disponer de mucho tiempo precisamente.

Al menos parecía que de momento la suerte iba a sonreírnos aunque fuera solo un poco, pues cuando llegamos a la parte de atrás del almacén, pudimos ver que efectivamente había una pequeña puerta trasera, la cual evidentemente se encontraba cerrada, pero de inmediato mi compañero sacó una herramienta de su cinturón para forzarla e intentar abrirla, y aunque de momento no quise decirle nada, aquello se me estaba haciendo algo raro, más que nada porque tan solo se trataba de una simple puerta metálica con un cierre de seguridad normal y corriente, cuando lo normal hoy en día era que puertas así, y encima tratándose de un almacén, tuvieran algún tipo de código de seguridad para poder abrirlas, pero aquella puerta no lo tenía, cosa que en cierto modo hacía que fuera más fácil forzarla y abrirla.

Con medio minuto tuvo más que suficiente, al fin y al cabo estaba acostumbrado a este tipo de tareas y tenía bastante destreza en ello, así que de inmediato nos adentramos en aquel almacén ya que mucho tiempo no nos quedaría, y una vez dentro, pudimos comprobar que la situación era todavía algo más extraña de lo que pensábamos, pues como era de esperar, habían piratas weequay controlando el interior del edificio, pero bajo mi punto de vista, me parecía que eran pocos, y estaba seguro de que Brishnak estaría pensando lo mismo.

Parecía que de momento no se habían percatado de nuestra presencia, pero tampoco nos podíamos permitir bajar la guardia en ningún momento, lo primordial seguía siendo encontrar las armas y salir de allí cuanto antes, y más sabiendo ahora lo mucho que se había complicado la situación, así que aprovechando la gran cantidad de contenedores, estanterías y trastos viejos de todo tipo que había en aquel almacén, fuimos avanzando poco a poco mientras nos ocultábamos como podíamos para no ser vistos.

Fue entonces cuando mi mente se detuvo unos instantes a intentar asimilar todo aquello, había ocurrido todo tan deprisa que todavía no había tenido mucho tiempo de ser consciente de la situación, y no me refería precisamente a lo peligroso que podía volverse todo en un abrir y cerrar de ojos, sino más bien a lo mucho que en parte yo tenía que contenerme, pues una parte de mí se sentía culpable por el simple hecho de estar robándole al gobierno en el que siempre había creído, pero no tenía otro remedio, esto era lo que tenía que hacer si quería sobrevivir, en parte seguía vivo gracias a Brishnak, y si alguna vez llegaba a descubrir que mis ideales estaban más próximos a los del Imperio que a los suyos, no quería ni imaginarme lo que podría llegar a suceder.

Precisamente de nuevo fue mi compañero el que acababa de hacerme un nuevo gesto para que me detuviera, parecía que finalmente habíamos encontrado lo que buscábamos, ya que allí en mitad de una zona la cual se encontraba algo más despejada que el resto del almacén, había un contenedor algo más grande que los demás el cual daba a entender que contenía las armas que andábamos buscando.

- Prepárate, te toca a ti acercarte hasta el contenedor, no te preocupes, que yo te cubro... - sacó su bláster de la funda de su cinturón mientras me daba aquella orden, ni siquiera me miró cuando me lo dijo, más bien se encontraba observándolo todo a su alrededor para tener bien localizados a los piratas que se encontraban vigilando.
- ¿Qué me acerque? Creo que no es una buena idea...
- Oye... ojalá hubiera otra forma pero esta es la única manera, te acercas, activas el interruptor para que el contenedor pueda deslizarse y ser arrastrado con facilidad, y por si acaso llegaran a verte yo te cubro desde aquí.

Parecía que no iba a tener otra opción, así llevaba siendo mi vida prácticamente desde hacía ya tres años, era la única forma de sobrevivir, muy irónico todo ya que parecía que para poder sobrevivir primero tenía que arriesgar mi propia vida de esta manera, pero era lo que había, así que no tuve otra elección que aceptar y asentir en silencio.

Comprobé cual era la situación antes de salir de mi escondite y acercarme al contenedor, todo parecía seguir igual, los piratas se encontraban vigilando desde las plataformas superiores para tenerlo todo mejor controlado y de alguna manera agradecí que allí en nuestro nivel no hubiera nadie, cosa que me extrañó pero de momento quise despejar mi mente y centrarme en lo que realmente tocaba, al fin y al cabo, mi compañero mantendría a ralla a los piratas de las plataformas superiores en caso de que me vieran.

Todo va a salir bien”, pensaba, sabía que Brishnak tenía buena puntería y en caso de que me descubrieran tendría tiempo suficiente para abatir a los piratas que se encontraban allí, y pensándolo mejor, no quería fallarle, al fin y al cabo esto era lo que siempre había querido, ganarme su confianza y que me aceptara para poder ayudarle en más ocasiones como esta y no quedándome siempre vigilando, así que armándome de valor y echando un último vistazo en el momento en el que parecía que iban a realizar un cambio de guardia, empecé a avanzar con el mayor sigilo posible hacia nuestro objetivo.

Sabía que mi compañero me cubría, pero me sentía algo más seguro si mantenía mi mano cerca del cinturón donde llevaba mi pequeño bláster, aunque por ahora todo parecía ir bien, no parecía que me hubieran visto y ya me encontraba a escasos pasos del contenedor.

Costaba de creer pero así era, todo estaba saliendo bien, demasiado tal vez, podía ver ya aquel interruptor que al pulsarlo, elevaría el contenedor para así facilitar su transporte, no podía creérmelo, iba a conseguirlo y sin ser visto, pero entonces algo falló, algo que no estaba previsto, pues en el momento en el que pulsé aquel interruptor, fue cuando me di cuenta que algo no andaba bien, precisamente porque al pulsarlo, no ocurrió absolutamente nada.

Acto seguido lo que hice fue volver a pulsarlo, pero nada, nada sucedió, no podía ver mi rostro pero estaba convencido de que mi expresión de sorpresa dibujada en él no sería pequeña precisamente, fue entonces cuando me quedé sin saber que hacer, cuando lo único que me quedaba era mirar hacia atrás a la espera de alguna señal de Brishnak o de alguna nueva orden, pero entonces vi que su rostro parecía estar expresando la misma duda que el mío, y en cuanto nuestras miradas se cruzaron, automáticamente echó a correr hacia donde me encontraba.

Demasiado estábamos llamando ya la atención, esperaba escuchar de un momento a otro un “Alto, quietos ahí” o algo similar, pero no fue aquello precisamente lo que escuchamos, en su lugar, cuando mi compañero se situó a mi lado para ver lo que pasaba con aquel interruptor, empezamos a escuchar un ruido ensordecedor, y asomándonos desde detrás del contenedor, pudimos ver que la enorme persiana principal de aquel almacén, estaba levantándose.

Ni siquiera esperaron a que terminara de levantarse del todo, en cuanto pudieron, tanto los piratas weequay como los soldados de asalto que habíamos visto fuera, se adentraron en el almacén apuntando con sus armas al frente y haciéndose con el control de la situación en cuestión de segundos, además, también pude percatarme de que los piratas que habían estado vigilando en las plataformas superiores, también nos estaban apuntando.

- Vaya vaya... igual que una rata cayendo en una ratonera... - el ensordecedor sonido provocado por aquella persiana se detuvo, al igual que también lo hizo el bullicio que tanto soldados como piratas habían causado al adentrarse en el almacén. - No esperaba que fueras tan tonto... Brishnak, vamos, salid fuera. - desde nuestro escondite, si es que todavía se le podía llamar así, pudimos ver como algunos de los piratas se apartaban un poco para dejar paso al líder de la banda.

Era uno de esos momentos en los que lo único que podía hacer era esperar una orden de mi “jefe”, el cual por su rostro y por el gesto que acababa de hacerme, me dio a entender que por el momento, lo único que podíamos hacer era obedecer y salir fuera.

Entonces salimos en silencio de detrás del contenedor, pudiendo ver ahora de más cerca la pícara sonrisa que el líder de los weequay estaba luciendo con orgullo en su rostro, aquello no me gustaba nada, eran demasiados y pocas opciones teníamos, y por si no fuera ya suficiente, fue entonces en ese momento cuando terminó por hacer acto de presencia aquella figura tan llamativa del Imperio que habíamos visto antes de entrar.

- Tus actos de vandalismo contra el Imperio finalmente serán castigados hoy. - sin ninguna duda estaba dirigiéndose a Brishnak, y de pronto la situación se había vuelto más incomprensible de lo que para mí ya era, pues por alguna razón que todavía desconocía, aquellas palabras no me sonaron como si tan solo quisieran castigarle por haber cometido simples actos de vandalismo contra el Imperio como el robo de armas que supuestamente íbamos a cometer esta noche.
- ¿De verdad pensáis que soy tan estúpido como para no haber venido hasta aquí sabiendo que era una trampa? - la pregunta de mi compañero terminó por desconcertarme completamente, aunque tal vez, aquel era el motivo por el cual se había comportado de manera tan extraña desde que había aceptado esta misión.

Aquella situación que todavía no terminaba de comprender muy bien, estaba provocando que cada vez me fuera poniendo más nervioso, y con el escalofrío que sin motivo aparente empezaba a recorrer mi espalda, ya no me quedó ninguna duda que lo peor estaba por venir.

- Así que es él, ¿no es así? - fue aquella breve y simple pregunta lo que ya terminó por desconcertarme, lo que ya me hizo olvidar por completo lo que habíamos venido a hacer en este lugar, pues a pesar del casco que cubría toda su cabeza sabía que estaba mirándome a mí, y automáticamente, mi reacción fue mirar a mi compañero por si por cualquier casualidad, iba a ser capaz de sacarme de dudas y aclararme lo que estaba sucediendo.

Pero no obtuve respuesta por su parte, ni siquiera me estaba prestando atención, permanecía a mi lado mirando al frente, con su mirada clavada en aquella oscura figura, y tan tensa e inexplicable se había vuelto la situación, que ya ni siquiera me importaba completar la misión, tan solo deseaba que algo interrumpiera aquel momento, lo que fuera, cualquier cosa serviría.

- Bien Lord Vader... - inesperadamente, fue el líder de los piratas el que dio un paso al frente para captar la atención de todos. - Hemos logrado atraerlos hasta aquí, hemos cumplido con nuestra parte del trato.

De nuevo, aquellas fueron palabras que no lograba comprender, me dieron a entender que los piratas habían hecho algún tipo de trato con el Imperio para atraernos hasta allí, pero, ¿por qué? ¿por qué a nosotros?

- Tendréis vuestra recompensa cuando esto haya terminado. - respondió al cabecilla de los piratas sin ni siquiera mirarle, seguía mirando al frente con su atención puesta en nosotros. - Ha sido una larga búsqueda, pero finalmente, los actos de rebelión y terrorismo de vuestra pequeña banda terminan hoy.
Y nuevamente sentí la necesidad de mirar a mi compañero, ¿rebelión y terrorismo? ¿nosotros? Creo que se habían equivocado de banda, era cierto que en alguna ocasión ya le habíamos al Imperio, pero nunca habíamos llevado a cabo acciones mayores o actos de terrorismo contra ellos.

- Es a mí a quien buscas, Vader, el muchacho no tiene nada que ver en esto. - entonces finalmente mi compañero respondió, pero de momento, continuaba sin saber muy bien de qué iba todo aquello.
En respuesta, aquella figura imperial dio un par de pasos al frente como si mientras tanto estuviera pensándose una respuesta.

- El Imperio no consentirá que ningún descendiente de aquella banda permanezca en libertad, apresadles.
- ¡Basta! - entonces fue cuando no pude soportarlo más, cuando mi paciencia llegó a su límite y mi curiosidad quería obtener respuestas de una vez, ni siquiera sé como me atreví a interrumpir la orden que aquel Comandante Imperial acababa de darle a sus soldados. - Ya basta... ¿De qué va todo esto?
Al menos, con mi repentina reacción conseguí que inmediatamente levantara su brazo para que los soldados de asalto se detuvieran antes de abalanzarse sobre nosotros.

- ¿Es que no le has contado nada? - a pesar de que por culpa del casco continuaba siendo difícil saber donde estaría mirando, no cabía la menor duda de que aquella pregunta fue dirigida a mi compañero.
- ¿Brishnak?... - entonces yo también le pregunté con intención de que me respondiera algo claro de una vez por todas y pudiera sacarme de dudas.
- Siento no haberte dicho nada antes y que hayas tenido que enterarte de esta manera, pero que tú y yo nos conociéramos hace tres años no fue simple curiosidad, llevaba observándote desde que tus padres perdieron la vida y les prometí que me encargaría de ti en caso de que les llegara a ocurrir algo, así que sin quitarte el ojo de encima, esperé al momento oportuno para aparecer en tu vida.